La entrenadora de Nueva Zelanda,
Jitka Klimkova, sabe lo que es sufrir un revés. Con su país natal, la
República Checa, estuvo a punto de clasificarse para la cita mundial en
un par de ocasiones, antes de que las grandes potencias europeas
impusieran su dominio en la recta final de la competición preliminar.
Ahora Klimkova emprende feliz la tarea de preparar a la nueva hornada de Nueva Zelanda
con vistas a la inminente Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA, a
celebrarse en Costa Rica. La labor, no obstante, no ha estado exenta de
contratiempos.
Como es habitual, el aislamiento geográfico de Nueva Zelanda
ha sido un obstáculo a la hora de disputar partidos internacionales. De
hecho, hasta ahora su experiencia colectiva se limita a tres encuentros
contra la vecina Australia. Por otro lado, las Kiwis viajarán a Costa Rica 2014 sin el beneficio que supone haber tomado parte en una competición clasificatoria.
Pero
Klimkova es bien conocida en el mundo del fútbol femenino por su
actitud positiva. La técnico, de 39 años de edad, rebosa confianza en
sus jóvenes pupilas. En su opinión, el equipo ha sacado un gran provecho
de la recién concluida temporada de la liga nacional de Nueva Zelanda. "Fue un gran reto pero hemos mejorado mucho", explicó la seleccionadora a FIFA.com.
"El objetivo es fortalecer al equipo, no solo obtener resultados.
Intentamos basar nuestro estilo en la posesión y ha sido genial ver cómo
mejorábamos. Puedes ver los frutos cuando las jugadoras cuajan una
buena actuación y se divierten en la cancha".
Aunque
el combinado perdió la mayoría de los encuentros, su proyección resulta
evidente tras su victoria ante el campeón de liga, el Northern (esa fue
su única derrota en toda la campaña). "Dominamos con un estilo de juego
basado en la posesión, pero en general salimos perdiendo en los uno
contra uno y en el aspecto físico", afirmó Klimkova sobre la experiencia
de sus protegidas en el campeonato.
Superar el pasado
La cita mundial tiene un significado especial para Nueva Zelanda, dado que el país albergó su primera edición, en 2008. Y pese a que las locales no superaron la fase de grupos, cosecharon su primera victoria en un certamen femenino de la FIFA. Con todo, las oceánicas no han conseguido sumar ni un solo punto ni en Trinidad y Tobago 2010 ni en Azerbaiyán 2012.
La cita mundial tiene un significado especial para Nueva Zelanda, dado que el país albergó su primera edición, en 2008. Y pese a que las locales no superaron la fase de grupos, cosecharon su primera victoria en un certamen femenino de la FIFA. Con todo, las oceánicas no han conseguido sumar ni un solo punto ni en Trinidad y Tobago 2010 ni en Azerbaiyán 2012.
Durante la próxima semana, Nueva Zelanda
tendrá finalmente la oportunidad de poner a prueba sus progresos en un
reñido torneo internacional en el que también tomarán parte China, Japón
y Estados Unidos, la anfitriona. "Es una experiencia parecida a un
Mundial, así que supone un gran reto ante el que me siento entusiasmada y
agradecida".
Cuatro jugadoras, Daisy Cleverley, Martine Puketapu, Emily Oosterhof y Tayla Christensen, ya estuvieron en Azerbaiyán 2012 y para Klimkova es vital que "compartan sus vivencias" con las más jóvenes del grupo.
La checa está convencida de que sus muchachas han realizado grandes
progresos desde que ella asumió el cargo, a mediados de 2013, tras haber
pasado dos fructíferos años en el Canberra United de la W-League
australiana. Con una sonrisa en los labios, nos aseguró que las jóvenes
necesitaron algunas semanas para acostumbrarse a su acento, salpicado
de inflexiones checas, pero desde entonces las cosas no han hecho sino
mejorar. "En comparación con el mes de julio, que fue la primera vez que
vi al equipo, se han producido grandes progresos y estoy muy contenta
con la respuesta tan positiva que he recibido de las chicas. Nuestra
meta es jugar con un estilo positivo. Esto es muy diferente a entrenar
mujeres, pero la recompensa es muy enriquecedora y sinceramente me gusta
trabajar con este rango de edad".