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La experta selección femenina sub-20 de Nueva Zelanda desea concluir un ajetreado mes de competiciones internacionales en Oceanía convirtiéndose en el último equipo nacional que reserva su pasaje a la cita mundialista. El torneo de clasificación continental para la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Japón 2012 se celebrará a lo largo de esta semana, y finalizará el sábado. El campeonato femenino homólogo de la categoría sub-17, donde se dirimirán los conjuntos clasificados para Azerbaiyán 2012, terminará un día antes en la misma sede de Auckland. Como es lógico, las Kiwis planean emular los recientes éxitos de sus mayores en las campañas de clasificación para los Torneos Olímpicos de Fútbol Masculino y Femenino de Londres.
Samoa, Nueva Caledonia y Papúa Nueva Guinea se proponen rebatir el dominio neozelandés. Neocaledonianas y papúes también estarán representadas en la prueba sub-17. Sin embargo, la historia se decanta en contra de las aspirantes, pues Nueva Zelanda no se ha perdido ningún certamen mundial femenino desde la incorporación de Australia a la Confederación Asiática de Fútbol en 2006.
Los escollos de las islas
Las cuatro formaciones entablarán sendos partidos mutuos a lo largo de tres días de acción, y el ganador del grupo representará a Oceanía en agosto y septiembre en la cumbre de Japón. Como siempre, Papúa Nueva Guinea será considerado el equipo con más recursos para poner en jaque la hegemonía neozelandesa en el fútbol femenino de la confederación. Y con razón: la selección absoluta papú se clasificó para la reciente repesca oceánica clasificatoria para Londres 2012, y además reclamó su tercer título seguido en los Juegos del Pacífico. Su enfrentamiento contra Nueva Zelanda en la jornada inaugural del martes seguramente prefigurará el campeón continental.
El técnico de Papúa Nueva Guinea, Max Foster, encomendará el liderazgo de la ardua misión a varias jugadoras clave, como por ejemplo la centrocampista Sandra Birum, que ya tiene en su palmarés tres participaciones en torneos internacionales con la absoluta, entre ellos la Copa Oceánica de Naciones femenina, los Juegos del Pacífico y, más recientemente, la competición preolímpica. La capitana Miriam Louma también ha intervenido con el combinado absoluto y será la piedra angular de la defensa.
Nueva Caledonia sólo ha competido en este torneo en una ocasión, en la edición de 2006, donde no pudo ganar ninguno de sus tres encuentros. No obstante, el fútbol femenino está en auge en el país tras las gestas de la selección absoluta nacional, que terminó segunda en los Juegos del Pacífico escenificados en su territorio el pasado septiembre. El seleccionador, Matthieu Delcroix, podrá recurrir a cinco miembros de aquel equipo: Claire Kaemo, Charlotte Pelletier, Audrey Sinem, Kim Maguire y Aurelie Lalie.
La rocosa escuadra anfitriona
La selección neozelandesa que dirige Aaron McFarland no se conformará con menos que con su cuarta clasificación consecutiva para la Copa Mundial Femenina Sub-10 de la FIFA, y desde luego posee la experiencia necesaria para ejecutar la tarea. No menos de seis componentes del combinado juvenil nacional forman parte de la selección femenina absoluta. De hecho, varias de ellas -sobre todo Katie Bowen, Hannah Wilkinson y Rosie White- son figuras prominentes en el once titular del primer equipo, y contribuyeron a su reciente éxito en la fase de clasificación para los Juegos Olímpicos contra Papúa Nueva Guinea. La mediocampista Holly Patterson también estuvo allí.
La estrella más brillante es sin duda la prolífica delantera Rosie White, que ya ha comparecido en cuatro torneos mundiales, entre ellos la Copa Mundial Femenina de la FIFA del año pasado. La artillera de Auckland anotó sendas tripletas en dos campeonatos mundiales juveniles de la FIFA en 2008, lo que le valió el título de Jugadora Oceánica del Año. Y eso que aún no ha cumplido los 19.
"Es magnífico contar con ese grado de experiencia en el equipo", comentó McFarland en referencia a sus pupilas más avezadas. "Y si reservamos una plaza en la Copa Mundial Sub-20, probablemente podremos incorporar a algunas de las jugadoras que se batirán en las Olimpiadas. El equipo ya está bastante bien compenetrado con el grupo que juega en la selección absoluta, y esperamos que esa compenetración nos valdrá para enseñar a las nuevas jugadoras a desenvolverse mejor al máximo nivel".